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Los sabores en las manos de mi madre

por | Gastronomía

“hay un lugar, donde en algún momento deseamos volver…la comida es el vehículo perfecto para llevarnos a ese lugar”.

Las manos de Cala, transforman con ternura y cariño los alimentos conservando los sabores y la tradición de su cultura. 

Claudina Máxima Gomez Amaro,…….. Cala o Calita , llamada así cariñosamente por sus hermanos, nacida en Puchurca, un caserío de la quebrada de Tarapacá, quien actualmente vive en Laonzana a media hora de Puchurca, entregando el corazón con sus manos.

Muchos jóvenes por razones estudiantiles se vieron en la obligación de dejar sus pueblos y bajar a la ciudad a estudiar, llevándose los recuerdos vividos con sus madres y hermanos, siendo relevantes aquellos vividos en torno a la cocina; como olvidar mi infancia con ese fogón con leña de peral o de molle, con esas ollas tiznadas que adoraba mi mama, donde preparaba un maravilloso picante de conejos.

Viviendo en la ciudad viajaba a ver a mi madre a Laonzana, acompañado de tíos, primos y hermanos, pasábamos a comprar queso de cabra en el cruce de Tarapacá; mi madre nos esperaba en el pueblo, para comenzar la jornada con pan amasado en horno de barro, sopaipillas típicas calientitas, como parte del regaloneado desayuno.

Rápidamente después del desayuno, Cala , mi madre , se desaparecía; todos ya sabíamos que estaba en el corral, luego de unos minutos aparecía con un par de conejos , preguntando ¿ quién me ayuda?, los primeros en aceptar el reto eran los niños, yo no respondía, pero era uno de los primeros que estaba en la cocina, listo para ayudar y dispuesto a recibir órdenes para preparar el mejor picante de conejos.

Al poco rato, comenzaba a chirrear el aceite en la olla y comenzaban a salir los olores inconfundibles del ajo, cebollín, perejil y un leve aroma de comino.

Todos empezábamos a preparar el estómago y el espíritu, comentando lo buena cocinera que era mi madre, que el picante de conejo era uno de sus platos estrellas, pero no se queda atrás con su calapurca, mi corazón se llenaba de orgullo al escuchar esos comentarios y volvía a la cocina para ofrecerle mi ayuda y siempre me respondía” no hijito, ya estoy casi lista”.

Como niños seguíamos jugando en la plaza o en la acequia, esperando ansiosos que nos mandaran a lavar las manos o que nos mandaran a la chacra a buscar cilantro, siempre con la recomendación de que no nos fuéramos a meter en la chacra de don Raúl, ya que este se enojaba; eso indicaba que el momento de disfrutar el picante de conejos estaba a punto, así que rápidamente unos limpiaban la mesa, otros colocaban el pan, los cubiertos, alguien contaba cuantos éramos, otros traían la banca que estaba afuera, ya que faltarían sillas,  todos , sin excepción aportábamos para celebrar este rito familiar, y ni hablar cuando aparecían los platos humeantes,  empezaban los comentarios de los tíos, alabando el picante y saboreando hasta los huesos del conejo, comentando lo feliz que se sentían en su pueblo y lo lindo que este estaba.   

Aun no terminábamos de comer, cuando ya nos estábamos preguntando cuando nos juntaríamos para comer nuevamente picante de conejo y otros preguntaban si quedaba picante para repetirse otro plato.

Tiempos hermosos, tiempos de niñez, donde el rito familiar de juntarse en torno a la mesa a comer picante de conejo era la excusa de mi madre para mantener fortalecidos los cariños y vínculos familiares.

Recuerdo esos aromas y esos momentos como si los hubiese vivido ayer.

Lo que no son recuerdos son los sabores del picante, ya que Claudina o Calita, mi madre…. sigue preparando ese mismo picante de ayer, con el cariño de hoy.

Si vas a Laonzana pregunta por Claudina, en su pensión encontraras el cariño y el sabor entregados por, las manos de mi madre.

Porciones:

24 personas

Ingredientes

  • 3 ud conejo
  • 5 Kg de papas
  • 3 ud cebolla mediana en cuadritos
  • 3 ud cebollín picado
  • 1 atado de perejil picado
  • 1 ud locoto
  • 4 ud dientes de ajo picado
  • 1 atado de cilantro
  • Ají de color a gusto(sibarita)
  • Comino a gusto
  • Sal a gusto
  • Aceite

Cocinar los conejos a partir de agua hirviendo con sal y verduras para dar sabor

Cocer el conejo por 40 minutos aproximadamente

 

  • Una vez cocido el conejo, retirar del líquido y porcionar en 8 presas cada uno.
  • Cocinar las papas con cascaras, pelar y reservar
  • Prepara un sofrito con la cebolla, ajo, cebollín, perejil, condimentos y el locoto partido a la mitad
  • Agregar las presas de conejo al sofrito y seguir estofando por unos 5 minutos
  • Agregar un poco de caldo de la cocción del conejo.
  • Agregar las papas reventadas con las manos.
  • Agregar más líquido de la cocción si es necesario.
  • Rectificar condimentos, retirar las mitades de locoto.
  • Servir con arroz graneado y cilantro picado.