RELIGIOSIDAD Y TRADICION CON SABOR
La cultura del norte de Chile está llena de sincretismo lo que sustenta la magia de sus tradiciones, la riqueza de sus ritos y respeto a la historia en todas sus expresiones, las que se han ido adaptando al mundo mestizo para seguir aportando al patrimonio cultural del país.
La Fiesta de la Tirana, una de las principales fiestas religiosa del país donde anualmente florece la integración de un territorio donde el mundo indígena tiene tradición ancestral, sin límites ni fronteras impuesta que separaron comunidades unidas por una misma cultura.
Cada 16 de julio se celebra a la Reina del Tamarugal; pero la fiesta comienza muchos meses antes con las preparaciones y ensayos de los bailes religiosos donde los corazones de los nortinos empiezan a vibrar deseosos de participar; los niños crecen escuchando las bandas y sueñan con algún día poder ser integrante de un baile religioso para rendir culto y adoración a la Virgen y a las tradiciones, de esta manera se mantiene el legado y la tradición cultural de este patrimonio.
Los ritos que sustentan esta fiesta basados principalmente en la adoración a la Virgen del Carmen, también se suma una mezcla expresiones gastronómicas revalorizando preparaciones y productos con raíces ancestrales.
Una de estas expresiones, la vemos reflejada en el alto consumo de carne de llama durante la fiesta, carne que antiguamente se encontraba en innumerables carnicerías en Iquique y que actualmente no encontramos en ninguna parte por falta de mataderos autorizados, al no poder comercializarse esta carne, estamos afectando a las costumbres y a las tradiciones, ya que disminuye la actividad de los crianceros con sus ritos y tradiciones, la artesanía de los tejidos y las recetas tradicionales que no se pueden realizar por falta de este producto; a pesar de los esfuerzos de muchos cocineros y de educadores que quieren enseñar nuestros platos con respeto según la receta y contexto.
La cocina popular está presente durante todos los días de celebración; anticuchos, asados y estofados de llama y de cordero, los jugos naturales de frutas y los productos emblemáticos como los pululos, el arroz y el maní confitado y la infaltable Kalapurca; mucho de estos productos son traídos de países vecinos; produciéndose una triangulación de nacionalidades unidas por una misma cultura.
No puedo despedir esta nota sin rendirle un homenaje a la infaltable sopaipilla, con un solo hoyo en el centro y del tamaño del recipiente en que se fríe, imposible de dejar de comer y olvidar una vez se ha probado.